* FMI destaca crecimiento y recuperación en la región centroamericana, pero al mismo tiempo advierte de muchas incertidumbres
GIROS NI Economía
Desde el inicio de la pandemia, el desempeño de las economías de América Central, Panamá y la República Dominicana (CAPRD) ha estado entre los mejores de América Latina. Para 2021, solo el producto de Panamá no había superado los niveles registrados antes de la pandemia, indica el organismo.
Según indica esta recuperación estuvo sostenida por la forma en la que respondieron las autoridades nacionales, “con políticas rápidas, integrales y en muchos casos sin precedentes, tales como recortes históricos de las tasas de política monetaria para estimular la actividad económica y una marcada ampliación del gasto en asistencia social y salud”
Por otro lado, destaca como factor de crecimiento, la recuperación de la economía estadounidense dado el alto nivel de apertura de la región y su dependencia de las remesas provenientes del país norteamericano.
Entorno de riesgo
Paralelamente al golpe de la pandemia, varios países de la región centroamericana fueron golpeados por los huracanes Iota y Eta, “los países afectados una vez más respondieron brindando apoyo inmediato a la población y poniendo en marcha la reconstrucción”.
Por otro lado, mientras las economía centroamericana empezaban su lenta recuperación, a nivel internacional apareció otra fuerte amenaza, la guerra en Ucrania, acelerando la subida de precios de los combustibles y los alimentos, indica el informe.
Ante este escenario destaca el informe que las perspectivas económicas de la región ahora están sujetas a un grado inusualmente alto de incertidumbre. Una posible confluencia de factores mundiales adversos podría una vez más poner a prueba la resiliencia de las economías, en un momento en que las autoridades disponen de escaso margen de maniobra, como por ejemplo ante el nivel de deuda más elevado.
Otros factores son una mayor volatilidad de los precios de las materias primas, ya que la región depende mucho de las importaciones de combustible; el debilitamiento del crecimiento en los socios comerciales, incluido Estados Unidos; condiciones de financiamiento más restrictivas debido a alzas más rápidas de las tasas de interés mundiales e internas; y una nueva moderación de las entradas de remesas, que son una ayuda vital para algunas economías.
Pero también hay oportunidades
En medio de este panorama de amenazas, hay luz al final del túnel y de la crisis surgen oportunidades, según lo destaca el FMI, que señala que la región está ante una oportunidad única para reimpulsar un conjunto de reformas cruciales orientadas a mejorar las condiciones sociales y revertir el deterioro de problemas preexistentes, como el desempleo, la pobreza y la desigualdad altas y persistentes, que han alimentado la migración.
En este sentido, aseguran que las autoridades deben concentrarse en crear oportunidades de empleo, flexibilizando los mercados laborales —en especial para las mujeres y los jóvenes, que fueron los más afectados por la crisis—, invirtiendo en infraestructura resiliente a los eventos climáticos e impulsando sus programas de digitalización, en los sectores público y privado, lo cual potenciará la competitividad de la región.
“El proceso tomará tiempo, por lo que es aún más importante adoptar sólidas políticas internas para mejorar la resiliencia antes de la llegada del próximo shock”, puntualiza.
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