Tensiones geopolíticas a la vista y un crecimiento de la deuda externa mundial presionan el crecimiento
FMI y Banco Mundial revisan a la baja proyección de crecimiento para 2023
El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostican un lento crecimiento para Latinoamérica y El Caribe, la cual crecerá solo crecerá 1.4 por ciento en 2023, una tasa inferior a la anticipada. “Se esperan tasas de 2.4 por ciento para 2024 y 2025, demasiado bajas para lograr progresos significativos en la reducción de la pobreza”.
Según Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe “La región en gran medida se ha recuperado de la crisis de la pandemia, pero lamentablemente ha vuelto a los bajos niveles de crecimiento de la década anterior”,.
Por otro lado la economía mundial también muestra indicadores no muy halagadores, ya que según el informe “Las tenues señales a comienzos de 2023 de que la economía mundial podría lograr un aterrizaje suave —con inflación a la baja y crecimiento firme— se han disipado, en medio de una inflación persistentemente alta y de la reciente turbulencia en el sector financiero”, destaca el Informe del Fondo Monetario Internacional, “Últimas proyecciones de crecimiento, Perspectivas de la economía mundial”.
Por otro lado las turbulencias en el sistema financiero mundial también está presionando fuertemente las posibilidades de crecimiento, según el FMI “al haber pasado a un primer plano las vulnerabilidades del sector bancario y haber aumentado los temores de contagio el sistema financiero más en general, incluidas las instituciones financieras no bancarias, los efectos colaterales del rápido aumento de las tasas de política monetaria están haciéndose visibles”, asegura el organismo financiero.
Deuda pública se incrementa
Los organismos financieros han alertado dese la pandemia del Covid-19 de 2020, el aumento de los niveles de la deuda pública, asegurando que todavía no deja de crecer y alertando que todavía crecerá más lo cual plante “un desafío creciente para las autoridades, en especial con el aumento de las tasas de interés reales en todo el mundo”.
Esto está llevando a las economías, principalmente la de países más pobres a un sobre endeudamiento sin control, por lo que advierten que aunque las consolidaciones fiscales diseñadas de forma adecuada y las reformas estructurales que fomentan el crecimiento pueden ayudar a reducir los coeficientes de endeudamiento, “podrían no ser suficientes para los países con tensiones por sobreendeudamiento o que afrontan riesgos crecientes de refinanciamiento. En estos casos, podría ser necesario reestructurar la deuda, es decir, renegociar las condiciones de los préstamos”, algo en lo que ya deberían pensar los países, advierte.
En tal sentido sostienen que se debe prestar especial interés en la tasa de interés natural “la tasa de interés real -que ni estimula ni contrae la economía— es importante tanto para la política monetaria como para la política fiscal; es el nivel de referencia para calibrar la orientación de la política monetaria y un determinante fundamental de la sostenibilidad de la deuda pública”.
Lento crecimiento en las IED
Las fuertes tensiones geopolíticas en el mundo está teniendo un impacto directo en las inversiones a nivel mundial, de acuerdo con el estudio del FMI, que sostiene que esta situación pone de manifiesto la creciente tendencia hacia una fragmentación geoeconómica. Esta tendencia en la inversión extranjera directa (IED) indica “que esos flujos se han caracterizado por patrones divergentes en los distintos países receptores, en especial en sectores estratégicos como el de semiconductores. El flujo de IED estratégica hacia países asiáticos comenzó a disminuir en 2019 y ha experimentado una leve recuperación en los últimos trimestres, salvo los flujos hacia China que aún no se han recuperado”.
No obstante, destaca que esta fragmentación de la inversión golpea con más fuerza a las economías emergentes.
Resulta interesante destacar que las inversiones están siendo dirigida principalmente a los países con más afinidad ideológica, que de cercanía, según el FMI, “estas tendencias también indican que si las tensiones geopolíticas continúan intensificándose y se profundizan las divergencias entre países en función de la fractura geopolítica, la IED podría concentrarse aún más dentro de bloques de países alineados”.
En los últimos diez años, la proporción de flujos de IED entre las economías con afinidad geopolítica no ha dejado de crecer, incluso más que la proporción destinada a países con proximidad geográfica; esto sugiere que la localización geográfica de la IED responde cada vez más a preferencias geopolíticas, afirma el FMI.
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