Organismos financiero internacionales piden cautela a países menos desarrollados a la hora de buscar nuevos endeudamientos.
“Los países más pobres que reúnen los requisitos para obtener préstamos de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), entidad integrante del Banco Mundial, destinan ahora más de una décima parte de sus ingresos por exportaciones al pago del servicio de su deuda pública y con garantía pública a largo plazo”, destaca el informe Reporte sobre la Deuda Internacional, publicado por el Banco Mundial.
Según el organismo esto representa la proporción más alta desde 2000, es decir, poco tiempo después de la creación de la Iniciativa para los Países Pobres Muy Endeudados, de la cual Nicaragua fue uno de los países beneficiados.
En el informe se observa el aumento de los riesgos relacionados con la deuda en todas las economías en desarrollo, tanto de ingreso bajo como mediano. A fines de 2021, la deuda externa de estas economías ascendía a USD 9 billones, es decir más del doble que hace una década.
Durante el mismo período, la deuda externa total de los países clientes de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), entidad adscrita al BM, casi se triplicó y alcanzó USD 1 billón. El aumento de las tasas de interés y la desaceleración del crecimiento mundial amenazan con llevar a un gran número de países a una crisis de la deuda. Cerca del 60 % de los países más pobres muestra ya un alto riesgo de sobreendeudamiento o ya se encuentra en esa situación, advierte el organismo.
Por su parte el Fonmdo Monetario Internacional (FMI) también se sumó al llamado a la prudencia en cuanto a la deuda ya que las condiciones de la economía mundial no son las mejores “el debilitamiento de las perspectivas de crecimiento y el endurecimiento de la política monetaria exigen prudencia a la hora de gestionar la deuda y ejecutar la política fiscal”, indica el organismo en la última actualización de la Base de datos sobre la deuda mundial del FMI.
Factores que impulsan la deuda
Son tres los principales factores que explican la variación excepcionalmente amplia de la deuda tanto pública como privada en todo el mundo, según destaca el FMI.
1. Grandes fluctuaciones del crecimiento económico. La recesión económica al inicio de la pandemia contribuyó a reducir de forma pronunciada el PIB, lo cual se tradujo en un fuerte incremento de las relaciones deuda/PIB en 2020. A medida que las economías fueron dejando atrás lo peor de la pandemia, el fuerte repunte del PIB ayudó a reducir los coeficientes de endeudamiento en 2021.
2. Una inflación elevada y más volátil. Del mismo modo, las tasas de inflación registraron un fuerte descenso durante el primer año de la pandemia. Esta tendencia se revirtió en 2021 por el fuerte aumento de los precios en muchos países. A lo largo de 2020 y 2021, la actividad económica y la inflación evolucionaron a la par: la inflación disminuyó y posteriormente aumentó junto con el producto. Estos factores provocaron grandes fluctuaciones del PIB nominal, que repercutieron en las variaciones de los coeficientes de endeudamiento.
3. Efectos de los shocks económicos sobre los presupuestos de gobiernos, empresas y hogares. La volatilidad de las condiciones económicas también incidió considerablemente en la dinámica de la deuda a través de los presupuestos. En 2020, la deuda y los déficits se incrementaron significativamente debido a la recesión económica y las cuantiosas ayudas proporcionadas a ciudadanos y empresas. En 2021, los déficits fiscales disminuyeron, pero se mantuvieron por encima de los niveles de antes de la pandemia
Yorumlar