Alicia Bárcenas, secretaria ejecutiva CEPAL
De acuerdo con el organismo de Naciones Unidas, la Inersión Extranjera Directa tiener que ser reenfocada al desarrollo
La inversión es una de las prioridades de los países de América Latina para lograr la recuperación económica después de la pandemia del Covid-19 así como promover la creación de empleos formales, indicó este fin de semana Alicia Bárcenas, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), durante el encuentro Measuring quality in Foreign Direct Investment: challenges and opportunities (Medir la calidad en la Inversión Extranjera Directa: desafíos y oportunidades).
En este sentido aclaró que este tipo de inversiones tiene que estar orientada al desarrollo, criticando el esquema en el que se han basado las mismas “los análisis realizados desde 1995 muestran que la IED en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe no ha impulsado cambios sustanciales en la estructura productiva de la región, porque esta no se ha interrelacionado con aquellas vinculadas a la producción en desarrollo”.
Aseguró que las inversiones están más dirigidas a las prioridades de las empresas transnacionales que en las prioridades de los países “no hay evidencia que sugiera que la IED (Inversión Extranjera Directa) ha contribuido a cambiar el rumbo del modelo de desarrollo en la región, porque muchos flujos de entrada van a sectores donde las empresas transnacionales han tenido un papel destacado durante décadas”.
Durante 2020 la inversión extranjera para la región registró una caída de 34.7 por ciento, la cual mostró una recuperación importante al primer semestre de 2021, aunque aclara que esta recuperación no es suficiente para superar los impactos de la contracción.
“Los resultados obtenidos por más de una década subrayan la necesidad de repensar el rol de la IED en la promoción de un crecimiento con mayor igualdad social y sostenibilidad ambiental. La pandemia resaltó esta necesidad, dado que los flujos de IED son escasos, y es más importante que nunca que estos apoyen actividades que permitan un desarrollo sostenible de largo plazo”, aseguró.
En Nicaragua, la Inversión Extranjera Directa se ha desplomado considerablemente al pasar en menos de tres años de US$ 1, 035 millones, según el Banco Mundial, en 2017, a 182.3 millones en 2020, y a 194 millones, proyectado para 2021, según datos oficiales del gobierno nicaragüense.
“Los resultados obtenidos por más de una década subrayan la necesidad de repensar el rol de la IED en la promoción de un crecimiento con mayor igualdad social y sostenibilidad ambiental.
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